Es en esos instantes en que todo se tambalea, en los que aparecen las personas de verdad. A veces las personas que agarran tu mano, que te hacen ponerte en pie son las que menos esperas. Hace dos años que te conozco, siempre fuiste una "compañera de clase" más. Nadie especial. Hola. Adios. Pero en esos instantes en que todo iba mal, llamaste a mi puerta diciendome que podía contar contigo, para reir, para llorar, para una tarde de McFlurry y McDonald... o una de Sol y Starbucks. Y asi fue. No nos vemos cada fin de semana, una vez al mes... pero es suficiente, porque cada tarde que pasamos juntas siempre es especial. Aunnque acabemos sentadas en esa fuente de la Puerta del Sol, con casi 30º, y agua salpicándo nuestras espaldas. Con el ruido de una manifestación de fondo, o con la promesa de ese sitio al que tenemos que ir juntas. A estas alturas, queda poco por decirte. Gracias, por no soltarme. Tequiero Ire.
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