viernes, 6 de mayo de 2011

Pequeño D.i.e.c.i.o.c.h.o.

Las cosas eran mucho más bonitas cuando tú estabas cerca. Y yo era mucho más feliz cuando estaba contigo. Durante esos días yo era una persona totalmente distinta. Por primera vez tenía la sensación de sonreír porque quería, no por necesidad. Las cosas además de ti no eran perfectas ni mucho menos, pero cuando te tenía al lado, sentía que tú eras la única forma que tenía de sonreír, bailar en cualquier sitio o cantar a gritos a las cuatro de la madrugada. Me diste una paz en tiempos de guerra que no me había dado nadie antes... Sólo quería eso, que vinieras y me pidieras que te abrazara y te dejaras abrazar. Que aparecieras con tus tonterías, esas que me hacían reír como si fuera una niña de cinco años. Cuando paseaba por Madrid y sentía que a mi lado venías tú, alegrándome el día, la vida. Todo lo demás no me importaba. Como si se caía el mundo. Yo era feliz. Cómo si me pidieras de rodillas y suplicando, que fuese andando al fin del mundo. Lo hubiera hecho. Lo hubiera hecho por ti. Quería que estuvieras aquí, quería que estuvieras conmigo pasara lo que pasara. Hicieras lo que hicieras. Espera, estoy hablando en pasado. ¿Soy tonta o qué?. Omite todo lo anterior. Quiero que estés aquí, pase lo que pase, pese lo que pese. Hasta el fin de mis días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario