Si tú, yo. Si tú caes, yo caigo contigo y nos levantaremos juntos. Si me pierdo, encuéntrame. Si te pierdes, yo me perderé contigo, y juntos leeremos en las estrellas cuál es el camino de vuelta. Y si no existe, lo inventaremos. Si la distancia es el olvido, haré puentes con tus sonrisas. Que lo que yo he vivido contigo, no son cadenas... ni siquiera lazos. No es más que el sueño de cualquier persona. Es algo asi como pintar un te quiero a trazos. Si tú, yo. Si dudo, me empujas. Si dudas, te entiendo. Si callo, escucha mi mirada. Si callas, leeré tus gestos. Si me necesitas, silba y construiré una escalera de mis pies a tu mejilla, robaré a la luna una estrella y la pondré enfrente tuya para que te dé luz. Si tú, yo. Si lloro, sonríeme. Si ríes, lloraré. De felicidad, claro. Pues no somos más que el punto de equilibrio de dos mitades que forman un sueño. Si yo, tú. Si tú, yo. Y si te caes, si te arrodillas haré que el mundo sea más bajo, a tu medida. A tu justa medida. Pues, aunque cueste de creer, a veces para seguir creciendo hay que agacharse. Si me dejas, si no dejas de darme motivos, prometo que mantendré viva la ilusión como si fuera ayer. Y sin preguntas, seguiré caminando por el mismo sendero de siempre. Y sin condiciones, te seguiré perdonando esos días en que tu sonrisa se empeña en jugar al escondite y no aparece por ningún lado… Si tú, yo. Siempre.
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