Hace un año, 365 días crecí un poco más como persona. Viví algo tan histórico en el fútbol, como que la Selección Española lograra conquistar su primer mundial. El gol de Iniesta y el posterior homenaje a Jarque, las paradas del Santo, la carrera de Navas, la magia de Xavi, la patada a Alonso, la contundencia de Puyol, Camacho y su "Iniesta de mi vida", el capitán callándo bocas y besando a su novia, la lesión de Torres, las oportunidades de Villa... El abrazo de Iker y Valdés, el pase de Cesc. Pero entre todo eso, entre tanta emoción, lágrimas, e instantes estabas tú. Mi ídolo. Probablemente muchos, cuando piensan en la Final del Mundial, recuerdan muchos rostros, y pocos se acuerdan del tuyo. Probablemente porque no fuíste uno de esos 11 (aunque si uno de
esos 23), porque junto a los dos porteros fuíste el único que no disputó ni un minuto por culpa de una lesión a destiempo tras una temporada fantástica. Pero yo... yo ese día me sentí un poco más orgullosa de ti, tras la lección de vida que me diste ese once de julio. Cuando embarcaste en ese avión rumbo a Sudáfrica, te llevaste un puñado de ilusiones en esa maleta. Ilusiones tuyas, ilusiones mías. Era un sueño verte ahí. Un sueño que pareció romperse un 26 de Junio, en ese entrenamiento antes del partido de Portugal, cuando tras un mal gesto, te lesionabas. Rotura de peroné. Esas fueron las informaciones de un primer momento. Grave. Pasaste la noche, mañana siguiente en un hospital, sin ni siquiera saber si podrías volver a jugar al fútbol. No, no era broma. Iba en serio. Pero entonces llegaste tú, con tu sonrisa, con tus fuerzas, con tus ganas... Luchaste hasta dejarte el alma. Y estoy segura que además de lo mucho que se ganó esa copa sobre el terreno de juego, gran parte de ella se ganó fuera de él. Estoy segura de que ahí tuviste mucho que ver... Es algo que siempre he sentido aqui dentro desde ese día, y que más tarde el gran Pepe Reina me confirmó en su libro. Por eso, ese instante en que te vi levantar esa Copa, para mi levantaste al cielo un sueño que comenzó hace once años cuando confié en esto. Fuiste mi perfecto ejemplo de que con lucha, con perseverancia y con ilusión todo es posible. Aunque sea un Mundial y tengas que recuperarte en tan solo 15 días. Se puede. Tu pudiste. Por eso hoy, un año después revivir todos esos momentos, logran que me emocione una vez más, no solo por el hecho de recordar un momento histórico, sino porque fue el dia en que la vida me devolvió aquello que llevaba dando desde hacia años. Comenzó mi nueva vida. Enhorabuena Campeones. Enhorabuena Campeón.
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