1. El niño que vivió: "El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterias" (...) Ahí empezó todo. En ese primer párrafo se encontraba el comienzo de una infancia impregnada en libros de magia que más tarde darían paso a una saga de siete películas. En cada hechizo una ilusión. En cada trailer de pelicula los nervios del pre-estreno. Puede parecer estúpido, infantil, patético. Que con diecinueve años siga vibrando con una historia tan "paranormal" como esta. Pero a mi me gusta reconocerlo. He crecido con esta historia. Me he sumergido en las páginas de esos libros en momentos en que nada iba bien, y porque no decirlo, he visto las películas tantas veces que conozco cada diálogo como si yo misma me hubiese estudiado el guión. He crecido al compás de ese niño de ojos verdes con cicatriz. He elaborado mil y una teorías desde que tenía once años de como iba a acabar todo esto. Y cuando leí esa última página de ese último libro, lloré de emoción al pensar que allí acababa todo. 'Aun quedan por estrenar varias películas, Silvia'. Eso me tranquilizaba. ¿Pero ahora? Estamos a trece días de esa última película. Reconozco que me da miedo que llegue el dia en que vaya al cine a por las ultimas entradas y saber que ya no volveré a sacarlas con semanas de antelación nunca más. Que ya no volveré a escuchar esa banda sonora al comienzo de cada película en un cine. Ahora, después de mucho tiempo, se acerca el momento de decir adiós. Del punto y final a un mundo que se acaba en menos de quince días. Se acaba. Punto y final a siete libros, 3.665 páginas, ocho películas, un final en dos partes, más de diez años. Adios a un mundo de fantasía, hechizos, pociones, conjuros, encantamientos, hipogrifos, mortífagos, elfos, dragones, veelas, magos, partidas de ajedrez, partidos de quidditch, madrigueras, anden 9 y 3/4, gigantes, lechuzas... Hasta siempre (...) "El ultimo rastro de vapor se esfumó en el cielo otoñal cuando el tren tomó una curva. Harry todavia tenia la mano levantada. -Ya verás como todo le irá bien- murmuró Ginny. Harry la miró, bajó la mano y distraidamente se tocó la cicatriz en forma de rayo de la frente. -Sí, ya sé que todo le ira bien. La cicatriz llevaba diecinueve años sin dolerle, no habia nada de que preocuparse".
eres tonta nano. Lloro.
ResponderEliminarMás de diez años...y ahora que queda? Sólo unos días y se acaba! NO puede ser.