Aunque a veces parezca demasiado simple, prometo que es tan sencillo como parece. Que no hay trucos ni trampas cuando dobla la esquina. No es porque no le encuentre ningún defecto, aunque cierto es, que me he esforzado al máximo en buscar algo que no lo haga parecer tan increible, inmejorable. Inalcanzable. Ni siquiera porque cuando estoy hundida, noto cómo se acerca y me muestra esa pizca de luz que a veces tanta falta me hace. Que cuando le veo a en los deportes a media mañana, aunque sea en segundo plano, ya me ha alegrado toda la mañana, y la tarde, y todo el día. No es nada de eso, porque lo cierto es que me conformaría con mucho menos de todo lo que me da. No necesito nada más, porque cuando sonríe, no hay nada malo. No existe nada, sólo está su sonrisa y lo fácil que parece a veces ser feliz, lo poco que se necesita, lo bien que sienta. Y, joder, es que en ese instante, ni tirarme al vacio y sentir como la adrenalina me hace cosquillas en las venas superaría la sensación. Porque es cierto, me conformo con eso, cuando sonríe y el mundo parece menos malo. ¿Quién iba pensar que la felicidad era algo tan sencillo?. Pues lo era, se reducía a tí y a que me sonrieras todas las mañanas, a que me rompieras los esquemas y me obligaras a improvisar cuando me cruzaba con tus pupilas en plena carretera y conseguías que incluso a mí, se me olvidaran las palabras. Porque sí, porque eres tú cuando me sonríes, porque no necesito nada mejor. Porque, sé que no existe NADA mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario