Ya han pasado veintiséis años desde ese 4 de septiembre de 1985. Ese día, en Valencia nacía mi ídolo, y con él mi historia. Hoy es tu día, y no queda otra que estar a la altura. ¿Sabes?, hoy me voy a olvidar de todo eso que me lleva acompañando estos últimos meses, y solamente vas a quedar tú. Podría tratar de describirte, explicar por qué eres lo que eres en mi vida, por qué te quiero de este modo a veces tan irracional y complicado, por qué eres tú quien me acompaña en mi día a día, en cada paso que doy, por qué defiendo que para mi no hay otro mejor que tú, ni dentro ni fuera de un terreno de juego. Pero la razón es muy sencilla… no hay ni una sola respuesta a todas esas preguntas. Eres tú, simplemente eso. Siempre digo, que lo que más admiro de ti, por muchas idas y venidas que haya, es tu sonrisa. Es especial, ¿sabes?, y cualquier persona en este mundo que te dedicara veinticuatro horas, darían fe de ello. Ella lleva ahí de manera permanente desde hace veintiséis años, a veces pienso que naciste sonriendo, que no es posible que siempre esté ahí… aun cuando aparentas estar triste, siempre asoma por un pequeño hueco de tu comisura izquierda. Que no sé como lo haces… no sé si es la desgracia (o suerte) de haber pasado situaciones en tu vida que nadie ha pasado más que tú, las que te han enseñado a ponerle una sonrisa a cada intento por ser feliz, aunque muchas veces acabe en fracaso. Pero al final, tú siempre lo consigues. Eres mágico, lo sabes. Por todo esto, y mucho más. Porque te admiro más que nadie, principalmente porque nadie me ha enseñado más que tú, nadie me ha agarrado más fuerte que tú cuando las cosas no iban bien, porque nadie me ha hecho reír más fuerte que tú con tus tonterías, o simplemente, ’tu eterna manía de hacerme feliz’. Porque no hay nadie más grande que tú Raúl, al menos no para mi. Otro con más grandeza, con mas simpatía, sinceridad, humildad, personalidad… Nadie con un corazón más grande que tú. ¿Y sabes?, por muchos ratos malos que haya vivido por este motivo, te aseguro que todos quedan compensados cuando despierto cada mañana y te veo tatuado en mi mano, o empapelando la pared de mi habitación. Simplemente por esa sensación de disfrutar de ti a cada instante, merece la pena (…) Aquí empieza otro cuatro de septiembre más a tu lado, y aun me parecen pocos, ¿sabes?. Será que contigo nada es suficiente. Porque hace un año estaba segura que ya no podías subir más alto, y la realidad es que has subido otro escalón más, ya rozas el cielo con la puntita de tus dedos. Y se, tengo la certeza de que el año que viene crecerás más, y al otro más, y al siguiente otro poquito más. Contigo todo es posible. TODO. Queda poco que decirte, ¿sabes?. Atrás quedan los veinticinco, que solamente por el hecho de haberte casado con la mujer de tu vida, ya siempre permanecerán en un color distinto en ese increíble cajón de tu memoria. Pero eso ya es pasado, ahora toca agarrar con fuerza estos veintiséis, y hacerlos únicos. No tengo más que decirte. Sonríe hoy más que nunca, tal vez no rodeado de tus hijas y mujer, sino de tus amigos y compañeros de selección, pero ellas siempre estarán ahí. Disfruta, y por favor, no dejes de hacerme feliz, eres lo más grande que tengo. Muchisimas Felicidades Raúl
No hay comentarios:
Publicar un comentario