lunes, 19 de marzo de 2012

Valencia.


Esa sensación de vacío que se te queda dentro, latiendo, cada vez que abandonas aquella ciudad. El cansancio físico no consiguió que doliera menos, que desease un poquito menos quedarme allí, un par de días más, o un par de meses... Esa sensación de pasar de tenerlo todo a no tener nada. La vida pesa un poquito menos cuando te sumerges entre el azul de esa pequeña ciudad en miniatura, o cuando simplemente te sientas en un banco cualquiera con el mar de fondo. Tu sonrisa es más duradera cuando estás allí, cuando todo te emociona, cuando cada esquina logra erizarte poquito a poco la piel, a un ritmo que bien podría confundirse con la melodía de una canción de cuna. De repente sientes que nada puede salir mal, que todo es perfecto, y que simplemente desearías quedarte eternamente así, tal como estás en esos momentos. Pero sonríes, sabes que ese día no es más que uno menos en esa cuenta personal que resta días a tu calendario, hasta poder cumplir el sueño de despertar día tras día bajo el cielo de esa ciudad. Es dificil volver a enamorarse una y otra vez de la misma ciudad, pero tú consigues que lo haga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario