miércoles, 19 de enero de 2011

43 puestas de sol contigo.

Estoy segura, en las ciudades grandes se ve pasar el tiempo, pero de puntillas, por encima de las luces, de los tejados de las casas, por encima de los lunes, de los martes, y de los días de fiesta... Perdemos el norte la mayoría de las veces, perdemos el tren, el autobús, el metro... y vemos salir aviones que parece que no van a volver nunca... No te vayas a dormir esperando encontrar lo que buscas, si ni siquiera sabes lo que es... En esta ciudad, lo que ves, casi nunca es lo que parece, y lo bueno es que todos seguimos respirando, y comiendo, y andando como si nada, por mucho que se rompan los platos, se inunden las calles o te vayas. Yo solo quiero rozarte la mano un martes cualquiera y que te vuelvas a mirar, y que luego cada uno siga su camino hasta que tengamos que enontrarnos de nuevo, ya sea en un semáforo o en la fila de la panadería. Lo leí una vez: "Tantos sitios a los que ir, pero ninguno donde quedarse". Tantos sitios y yo solamente quiero estar a tu lado. Subo, bajo. Voy y vengo. Al final todo el mundo vuelve. Aunque sea dentro de unos años, no importa, porque voy a seguir siendo yo, y tú vas a seguir siendo tú, incluso más. Seguro que también vas por las calles esperando encontrarte conmigo. Y si es mentira, no me digas que no, me gusta pensar que es así. Es raro lo del tiempo, porque te hace acostumbrarte a las cosas, a los gestos... Al final, por mucho que pese, también te acostumbras a que la gente se vaya y parece que todo se te escapa de las manos... Si lo piensas, dan ganas de salir corriendo. Ásí es como funciona todo ¿no?. Eres joven hasta que no lo eres. Quieres hasta que dejas de hacerlo... Lo intentas y lo intentas, pero al final, te ríes hasta que lloras, lloras hasta que terminas riendote a carcajadas, y mientras no te das cuenta de que el mundo no se ha parado a observarte, sino que sigue girando (...) Tampoco esper encontrrte cuanto antes, solo quiero andar... ¿Sabes? si hubiese podido, hubiera visto 43 puestas de sol contigo... Déjame que me pierda, que te use, encuéntrame aunque sea a destiempo, es lo que mejor se nos da, nunca cuando tiene que ser... En mi cuento, la princesa era feliz a ratos, pero comía perdices siempre, fuera o no fuera azúl el principe. Deberían enseñar a reir más en el colegio. Deberían aprender a enseñar cómo se quiere para siempre. A no quedarse quieto si no se sabe dónde ir. Deberías volver siempre, igual que acabo por hacerlo yo por muchas veces que me jure que voy a olvidarte. Voy a correr hacia atrás, como cuando rebobinas una frase que te gusta de cualquier película para escucharla otra vez, y voy a llorar tranquilamente comiendo palomitas, solo porque me da la gana. Y no... No pienso volver a contar hasta diez si quiero gritar.

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