lunes, 24 de enero de 2011
Rendirse.
Mira, si quieres coge la puerta y vete. Déjame. No te preocupes ¿vale? que yo estaré bien... y si no lo estoy, ya intentaré hacerte creer que todo marcha sobre ruedas. Vete. Si prefieres quedarte házlo, pero si lo haces que sea de verdad, para siempre, y sin echarte más ese perfume a sueños rotos que acostumbras a echarte últimamente. ¿Cuándo vas a darte cuenta de que te quiero con todo?. Te quiero con tus momentos de locura y esas noches en que me rozas el pie bajo la sabana haciendome cosquillas, y te quiero también con esos dias grises en que todos son malas contestaciones y ganas de llorar. Asique, ya va siendo hora de sentar en el banquillo al maldito desengaño y que me digas lo que callas, eso que gritas en silencio. Aquel diecinueve de mayo se partió por la mitad. Ahora ya no queda nada. ¿Y yo?, yo no sé si borrarme por dentro para poder empezar de cero otra vez lejos de ti, o intentar por todos medios volver a mirarte del mismo modo en que lo hice ayer. ¿No creerás que me rindo tan facilmente, verdad?
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