domingo, 2 de enero de 2011
Una clase de felicidad superior.
A veces, por la mañana, cuando me hago la vaga en la cama y me niego a salir de debajo de las sabanas para no tener que enfrentarme a un nuevo dia, veo como te asomas por un rincon de la puerta para ver si ya estoy despierta o no. Me gusta tanto que lo hagas. Y entonces, sonrio sin que tu me veas debajo de la cama, y me digo a mi misma que ya es hora de ponerse en pie. Luego, cuando voy a la cocina a hacerme el desayuno me das un beso de buenos dias y aunque tu ya has desayunado te sientas en frente mia a mirar como me unto la tostada de mantequilla y luego me dices "que lisa la dejas". Y yo me rio y te digo que eres tonto. Otras veces, cuando estoy sentada frente al ordenador, vuelves a asomarte por la puerta de mi habitacion sin apenas hacer ruido, creo que para no asustarme. Pero siempre me doy cuenta de que estás solo porque el ruido de ese balón botando por casa está totalmente silencioso, y eso tiene dos lecturas, o estás tramando algo, o pretendes que no te vea. Pero siempre te piyo, y cuando lo hago me sonries de la forma mas increible del mundo, y como yo nunca se que decirte te acercas y empiezas a hacerme mil preguntas, empiezas a mirar la caratula de los CD's que hay en mi mesa, te quedas mirando las fotos del corcho y me preguntas en cuál pienso que sale más guapo. Cuando no, te da por escuchar musica y ponerte hacer el tonto (sé que te encanta hacerme reir). A veces, voy a recogerte al colegio y decido llevarte un sobre de cromos, y orgulloso les enseñas a todos los que te han tocado. Me dices que te lleve el abrigo, la mochila... solo para poder dar patadas a ese balón agusto. Y alguna vez también te da por llorar, entonces yo te abrazo fuerte y te prometo que nunca me iré, pase lo que pase. Porque hay una felicidad determinada que solamente tú puedes darme.
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