Quisiera poder odiarte.

La primera vez que le vió, en ningun momento se le pasó por la cabeza la idea de poder quererle algun día. Jamás imaginó que un día llegaria a identificar su felicidad con su nombre. Hace tiempo que dejó de creer en los principes azules, y en esas tonterias varias. Se prometió durante más de cien noches no volver a enamorarse, y aqui está. Odia esa palabra. Enamorarse. Y lo peor esque cree que lo está. Esto empezó por el parecido de tus ojos con los suyos, de tu sonrisa con la de él... Y ahora, es todo lo contrario. Sus ojos le recuerdan a ti, su sonrisa le recuerda la tuya. El mundo al revés, ya ves... Enamorarse siempre trae problemas, le da igual que le digan que no, no van a lograr convencerla. Porque desde el mismo instante en que cruzó ese linea, nada más que siente dolor. Una clase de dolor disfrazado con una sonrisa por cada acorde de canción que le recuerde a ti. Aprendió a conformarse con caricias a la mitad (...) Y ahora todo cambió. El destino, quiso ponerles en un mismo lugar, le mira fijamente mientras piensa que es mucho más especial de lo que pensaba. Recuerda el tacto de su mano sobre la suya, ese instante en que soñó que decidía entrelazar sus dedos con los tuyos. Ahora se gira para verlo marchar tras una despedida sin proxima vez. Ahora todo es mas complicado, porque todos esoos sentimientos agolpados en forma de recuerdos la impiden pensar. Ni respirar. Y le gustaria escapar por la puerta de atrás en silencio, sin que nadie se entere, mucho antes de que el dolor sea tan fuerte que resulte insoportable. Pero no puede. Por mucho que se jure que esto no tiene ninguna papeleta de salir bien, que debe alejarse, que debe olvidarle. Pero esta aquí, inmovil. A tu lado sin estar contigo. Y odia su pelo, sus ojos, su forma de hablar, su sonrisa de mediolado. Que siempre esté ahí, que aparezca cuando menos lo espere, que casualmente siempre es cuando más lo necesita. Odia no poder odiarlo. Porque en realidad no le odia ni un poco. Nada en absoluto.