te vuic.

Escapémonos. Olvidémonos de todo. Llévame lejos, donde nadie nos encuentre. Donde los moviles estén apagados, no haya buzones ni medios de recibir noticias más allá de nosotros dos. Te juro que yo me escapo de aqui. Te lo juro. No sin antes pasarme por Goya y comprarme ese vestido rojo que vi en un escaparate. Tú espérame en la estación. Y cuando llegue la hora de vestirme para la boda, vete de casa. Y espérame en la puerta de la calle, con el traje y la corbata. Y pon cara de sorpresa aunque vaya fea, y dime: "estas preciosa". Y agárrame fuerte de la mano. Y no me sueltes, ni hoy ni nunca. Y pidamos un taxi. Y en el camino a la iglesia no dejes de mirarme, y sonreír. Sonreír porque estamos juntos, subidos en un taxi, a punto de vivir una boda, y recorriendo las calles de Valencia. Y sentémonos juntos. En primera fila. Y aprétame la mano cuando notes que la primera lágrima resbala por mis mejillas. Lágrimas dulces. Lágrimas de felicidad. Y susurráme al oido que algún dia nosotros estaremos en ese altar. Y hazme notar un escalofrío. Y más tarde, perdamonos entre los lagos azules de esa ciudad y echémonos cientos de fotos para nuestro album particular. Y hazme sentir como una princesa. Pero no cómo una cualquiera. Tu princesa. Y pintame la nariz con la nata de la tarta de bodas. Y limpiamela con tu mano. Y sonríe. Y de camino a 'casa', cuando los tacones me impidan caminar, recuérdame que me olvidé meter bailarinas en el bolso, pero aun así sostenerme por la cintura para que cueste menos caminar. Y cuando la fiesta haya terminado, dame un beso. Sin venir a cuento. Dame ese beso que llevo esperando tanto tiempo, y que en el dia que llevamos aun no ha llegado. Y después abrázame. Abrázame fuerte, y no me dejes ir. Y cuando lleguemos, vuelve a besarme. Que cuando el sueño venga a por nosotros, entre las sábanas se distinga tu brazo enroscado en mi cintura, intentando que no me marche, y que cuando mis ojos se cierren, entre sueños escuche el susurro de tu voz pronunciando sigilosamente un te q-u-i-e-r-o. Y darme la vuelta, comerte a besos y decirte: "no más que yo".