¿Sabéis?, podría decir que no me gusta nada de él, que no me llama la atención en absoluto y que cuando logro tenerle cerca no sonrío... Podría decir que este año ha servido para olvidarme de él, que ya no me importa... Podría decir que cuando le veo, le miro como a los demás, que no hay nada en él que sea diferente, que en realidad no forma parte de mi vida... Podría decir que no me gusta su sonrisa, que no me parece perfecta, que cuando el gesto de su boca se tuerce hacia arriba, no me alegra la existencia. Podría decir que no me gustan sus ojos, que su mirada no tiene un brillo especial capaz de darme la vida, y que tampoco adoro la forma en que camina. Podría decir que no tengo ni una sola fecha marcada en rojo con su nombre, que no he dormido nunca abrazada a su camiseta… Podría decir que cuando me pongo su numero en mi espalda, no siento que se me graba a fuego lento en la piel, que cuando el balón cae en sus botas no me pongo nerviosa, o que cuando hace un despeje no me siento crecer un par de centímetros más. Podría decir que soy capaz de aguantar 24 horas sin pronunciar su nombre, y que no estoy ilusionada por su próxima boda, que siento envidia hacia ella. Podría decir que no he llorado nunca de tristeza, de rabia, o de impotencia por él. También podría decir que nunca lo he hecho de orgullo, o felicidad. Podría decir que no me hacen gracia sus tonterías o esos ataques repentinos de locura que le dan sin previo aviso... que no me hace reír. Podría decir que no le echo de menos. Es más, también podría decir que ya no le quiero. Podría decirlo, pero... ¿sabeis? sería mentira.
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