viernes, 27 de mayo de 2011

Le queria.

Recuerdo esa forma en que me miraba, no puedo dejar de imaginarla, de reproducirla una y otra vez en mi cabeza, como un disco rayado. Él me miraba y me hacía sentir tan... llena por dentro, increíblemente feliz de poder ver esos ojos y no los de alguien más. Él me miraba, y podía sentir como cada célula de mi cuerpo revivía, incluso me veía a mi misma en el reflejo de ese hermoso paraíso y entendía por qué mis ojos lloraban al pensar en él sin que pudiese nortarlo, pues él ya estaba a kilómetros de allí. Mi silencio fue el que ocultó tantas palabras que hubiese deseado pronunciar, pero no podía decirlo todo en la ‘primera cita’, no debía ponerle las cosas tan faciles, mi silencio nunca le contó que dentro mío lloraba cuando me quedaba mirandolo fijo. Lloraba de felicidad, porque al fin lo había encontrado, porque al fin estaba completamente segura de algo en mi vida: le quería

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