viernes, 3 de junio de 2011

Mi rincón.

¿Imaginas la cantidad de veces que he estado anteriormente en ese lugar?. A veces pienso que mi vida se encuentra encerrada entre los límites del Retiro. Al principio de mi historia, acudía a ese parque a columpiarme en los columpios más bonitos del universo, un día de repente los columpios dejaron de ser tan bonitos, comenzó a gustarme más el palacio de cristal donde podía sentirme como una auténtica princesa de cuento. Hasta que un buen día el castillo se quedó pequeño, y simplemente encontré un lugar mejor donde pasar mis días. Las barcas del lago. Al principio eran papá y mamá quienes remaban mientras yo, me limitaba a ver saltar los peces del fondo, más tarde… era yo quien llevaba los remos de la barca, quien pagaba su propio helado de stracciatella, y quien buscaba el lugar con más sombra (…) Cuando me entraba la sensiblería o esos días tontos propios de la adolescencia, me limitaba a coger la Línea 2 de metro, y bajarme en esa estación. A veces, servía de poco, la verdad. Caminaba al ritmo que cientos de parejas se cruzaban conmigo agarrados de la mano, y reconozco que han existido más de novecientas tardes en ese parque en que he sentido cierta nostalgia de una vida que jamás tuve. Y de una persona que jamás había conocido. A veces, incluso me sentaba en un banco y esperaba, que delante mía se cruzase un chico, me mirara, y comenzara una historia a mi lado. Allí, en El Retiro, ’mi rincón favorito de Madrid’. Y hoy vuelvo a ese lugar, contigo. Con la otra parte de mi historia. Esa historia que nunca tuve, y que ahora tengo. Y de repente, estoy descubriendo tonos, colores, y sensaciones dentro de ese parque, que nunca en mis diecinueve años, había descubierto. Y de repente, cuando estamos ahí, tumbados en el césped, abrazados, queriéndonos… siento que ya nada volverá a ser como antes. Que aunque un dia decidas marcharte, aunque se termine todo, en mi vida ha habido algo que no me permitirá volver a la vida que he llevado en los últimos años. Que jamás antes, había existido otra persona  con la que sintiera lo que siento cuando tu me abrazas o me rozas la mano. Y te abrazo más fuerte, intentando hacerte entender, que con ese abrazo podía morir tranquila, feliz. Y quizás me esté descubriendo demasiado, te esté mostrando uno a uno los puntos débiles donde hacerme llorar… quizás este mandando a la mierda todos esos principios que llevo años fabricando, y que ahora entiendo que únicamente han servido para perder el tiempo. Que cuando te enamoras, cuando quieres a alguien, no hay principios que valgan. Que no hay nada comparado con tenerte entre mis brazos, con besarte cincuenta veces por minuto… Que adoro el escalofrío que me provocas cuando sin venir a cuento, te quedas callado me miras con cara de piyo, y me besas como si fuese a acabarse el mundo mañana mismo (…) Verás, lo que trato de explicarte, es que eres esa especie de refugio en el que sentirme segura, que jamás me había sentido tan cuidada, mimada y querida por alguien como tú. Y que aunque ahora mismo la temperatura sea de 15ºC en pleno mes de Junio, el frío no caliente en Madrid y esté dando tiritones de lo frío que está el césped, no me movería de aquí por nada del mundo. Todo por estar entre tus brazos, sintiendo tu respiración. Que dan lluvia a media tarde, pero que el hombre del tiempo no sabe que podía venir una tormenta, que nada me movería de aquí, solo porque tú estarás conmigo. Y que no hay tormentas, ni huracanes, ni dudas que valgan siempre que seas feliz junto a mi. Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario