Es lo curioso de las necesidades; a veces cuando las cubres... dejas de necesitarlas. Cuando llevas mucho tiempo queriendo algo, persiguiéndolo con todas tus ganas, frustrándote cuando no veías avances y dándolo todo por conseguirlo, simplemente porque crees que es lo que puede salvarte y... De repente, de repente esa persona está delante de ti, de repente estás volviendo a verle, le estás acariciándo con una sonrisa, le estás abrazando con la mirada, estás respirando el mismo aire que respira... Es extraño, porque, en ese mismo momento alcanzas el cielo, alcanzas el cielo y todo lo demás da igual. Da igual el mundo que te rodea, dan igual las demás personas, la hora, el lugar... simplemente estás en una burbuja en la que todo es perfecto. Tal y como creías, tal y como soñaste durante tanto tiempo. Pero... ¿qué pasa después?, ¿qué pasa al día siguiente? ¿Por qué no sigue siendo perfecto? Es como si de repente se encendiese una luz y pudieses verlo todo. Todo lo que no has podido ver durante tantísimo tiempo, lo tienes ante tus ojos y cuando estás apunto de agarrarlo, cuando estás a punto de tenerlo, la luz se apaga y vuelves a estar tan desorientada como lo estabas al principio. ¿Qué es lo que ocurre exactamente?¿Ya no le necesitas? ¿Ya no necesitas volver a luchar tantísimo por volver a tener momentos tan mágicos? ¿Nunca volverás a tenerlos? ¿Por eso no los quieres? ¿O simplemente ya no te hacen falta? Cuando has cumplido un propósito, cuando has conseguido lo que querías... ¿qué ocurre después? ¿Por qué esta sensación? No es que no le mires con los mismos ojos, que no le esperes con las mismas ganas... No es que no te haga sentir ni la mitad de bien que antes. Es simplemente que todo se tuerce, se pone patas arriba, y tu mundo bocabajo. Y es jodido, porque has creado un mundo alrededor de él, un mundo por el que te levantabas por las mañanas, y no porque lo necesitases, si no porque simplemente te sentías mejor así y tú sólo buscas tu bienestar. Pero cuando tu bienestar no es igual, no se siente igual. Es triste. El miedo te bloquea. De repente darías cualquier cosa por volver a ese momento en que solamente estabas ahí mirándole fijamente, esperando impaciente una sonrisa, una mirada... Darías media vida por verle sonreír...
domingo, 30 de octubre de 2011
Necesidad.
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