lunes, 30 de enero de 2012

¿Mover el mundo o que te muevan?

Si pudiese pedir un deseo, sería no tener memoria, como los peces, que dicen que no pueden acordarse de nada. Me gustaría tener memoria de pez para levantarme cada día con la oportunidad de vivirlo como si fuera la primera vez. Como si fuera la primera vez que desayuno nesquik, o que me unto mermelada de fresa en las tostadas... Como si fuese la primera vez que escuché esa canción, la primera vez que te vi, la primera vez que te besé...

Porque si, hay ciertos momentos mágicos que vivimos una vez y no volvemos a vivir jamás por culpa de la memoria. Si no existiese memoria, no existiría la desconfianza. Podría desconfiar hoy de ti, y volverte a besar mañana como esa primera vez en que me estorbaba hasta la piel. De haber sabido ese día que jamás volvería a vivir nada igual, hubiese parado los relojes, estoy completamente segura. Me gustaría que los instantes fueran como esos mosquitos que permanecen una eternidad atrapados en ámbar, y el mundo gira y gira y ellos continúan ahí, ausentes a cualquier tipo de movimiento. Pero el mundo no es así, y para bien o para mal el recuerdo es el único lugar del mundo del que no podemos ser expulsados, pues siempre está ahí. Y a veces tratas de engañarte, te engañas pensando que si puede ser, que se tiene que poder... Pero no, tarde o temprano, la verdad siempre ve la luz... Y llega un día en qu llega un paf! que lo arrasa todo, y te das cuenta que hay cosas, que hay situaciones que por mucho que trates de ocultar, no puedes. Y es en esos instantes cuando debes ser valiente y aceptar que tal vez no es el momento, que tal vez ahora te toca a ti sola mover el mundo, sin nadie al lado... Pues al finl y al cabo, yo no quiero que nadie me mueva el mundo, quiero ser yo quien lo mueva

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