Todos necesitamos de vez en cuando un día. Un día para llorar, gritar, para odiar y querer al mundo al mismo tiempo. Para pensar en la que ya no está, en todo aquello que se fue y en todo lo que hemos conseguido. Un día para detenernos un instante para detenernos, coger todo el aire que podamos y respirar muy profundo, para preparar cada pequeño cambio en nuestra vida… La verdad es que no sé hacia dónde voy, nunca lo he sabido, lo que si sé es que mejor sola que mal acompañada. Aunque a veces tenga la sensación de que todo se desmorone alrededor. Aunque quiera salir corriendo algunos días sólo para asegurarme de que realmente quiero regresar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario