Hace algún tiempo, alguien me dijo que vivir consiste en saber esperar, y que a su vez, esperar no consiste en estar sentada mirando a es vieja puerta tras la que deseas que aparezca esa persona... Esperar consiste en saber controlar la impaciencia, en aprovechar cada minuto sin desesperar, en confiar en que tarde o temprano eso que tanto deseas y que tanto tiempo llevas esperando, sucederá. Lo cierto es que a mi esto de esperar nunca se me dió bien, soy más bien de esas que en lugar de aprovechar cada minuto, se sientan en esa vieja hamaca al sol al mismo tiempo que sueñan cómo sería eso de sentirse feliz. Pero por una extraña situación, un día cualquiera, sucedió algo que lo cambió todo, y sucedió no en un momento cualquiera, sino en un momento de debilidad, en un momento en que ya casi había olvidado el significado de luchar por un sueño. Aun meses despues, nosé que fue lo que cambió dentro de mi, nosé si fue ella, o si fue una de esas personas que se cruzan en tu vida por la calle, o si fue una de esas otras con quien comparto las 24 horas del día. Solo sé que llegó un punto en que decidí luchar, en que me armé de valor y dije:
"Silvia, tu puedes", y primero fueron los estudios, después perdí el mied al futuro, más tarde aprendí a abrir el cajón del pasado y mirar todos esos recuerdos con una sonrisa, aprendí a recordar a todas esas personas que hoy no están sin que duela, y siempre con la idea de que si todas esas personas hoy no estan a tu lado será por algo... Aprendí a ansiar ese viaje con tantas ganas que estaría dispuesta a coger un tren de un momento a otro... Pero una vez más "tocaba esperar". Y esperé. Esperé mas de mil noches, más de mil días en que tan solo la idea de desaparecer rondaba en mi cabeza... pero esperé. Y ahora sé que esperar fue el mayor acierto de mi vida. Durante la espera conocí a grandes personas, personas de esas que siempre estarán aquí, personas que tal vez en poco tiempo dejarán de estar, y personas que me armaron de valor y me ayudaron a cumplir ese viaje... Personas que llegaron un dia cualquiera, con un comentario en ese pequeño rinconcito donde cada dia escribo lo que siento, y personas que son mucho más que personas (...) Y al fin llegó el viaje, llegó la hora de hacer la maleta, de llenarla de sueños, de coger esa carretera rumbo a "mi sueño"... Y cuando bajé de ese coche, cuando pisé por primera vez ese suelo, me di cuenta de que aquello que habia soñado no era ni una cuarta parte de lo que estaba viviendo en esos instantes. Que en cada calle, tras cada esquina se encontraba un sueño hecho realidad. Pero lo mejor de todo eso, es que sabes que cuando recuerdes todo eso que en esos instantes vives, no lo recordarás así. Lo recordarás con cada pequeño detalle, las cosas que hoy pasan desapercibidas serán las que quedarán mañana. Recordarás el nombre de esa plaza en la que estuviste sentada mientras ella te escribía en ese libro, recordarás la frase que estaba escrita sobre la vieja taquilla de ese estadio, recordarás la matrícula del coche de enfrente, recordarás a ese padre que intentaba colar a sus dos niños en ese parking de la ciudad deportiva, a la dependienta de ese bar que "os salvó la vida"... Pero sobretodo las recordarás a ellas. A esa chica de Arenys que no conocías y que sin quererlo entró a formar parte de este sueño, a esa persona que tanto tiempo llevabas soñando abrazar y que por fin lo conseguiste, y a ellas dos, a esas que habian salido de Madrid contigo (...) Y es ahora cuando te das cuenta, que los recuerdos felices no existen. Existen los instantes que te hacen alcanzar el cielo con tal fuerza que sabes que jamás volverás a caer. Que existen un puñado de sensaciones gracias a las cuales, hoy te sientes afortunada. Afortunada porque ya nada puede ir mal, porque ya has cumplido tu sueño...
Texto escrito, un 29 de Agosto, una semana después de volver de Valencia.
Muchas cosas han cambiado, pero al fin y al cabo el sentimiento sigue siendo
el mismo... Ese viaje logró que me diera cuenta de grandes cosas, algunas dolieron,
pero hoy, puedo decir que sigo aqui. Intacta, y conservando el recuerdo del
viaje más feliz de toda mi vida. PEQUEÑOS MOMENTOS, QUE SE HICIERON
GRANDES.
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