domingo, 9 de diciembre de 2012

Dejar todo atrás.

A veces todo se reduce a esas 3 palabras: DEJAR-TODO-ATRÁS. Tal vez antes de avanzar deba cerrar todas las puertas pendientes que queden en el pasado. Como te dije el otro día, pienso que solo somos una pieza de ajedrez atada a una cuerda que el tiempo mueve a su antojo. Sin querer queriendo. También te dije,  lo poco que importa la situación actual en la que uno se encuentre, pues es increíble la facilidad que hay para que todo tu mundo se derrumbe en apenas un instante. Es increíble como una decisión en manos de la persona equivocada es capaz de tambalear los cimientos de la que ha sido tu vida durante nada más y nada menos que 20 años. Te dije también que pensaba que las cosas no iban a cambiar jamás, que las piezas de una vida rota son difíciles de recomponer. Pero, ¿sabes una cosa?, hoy me he dado cuenta que solo hay una palabra escrita desde el momento en que nacemos, y esa palabra es: vivir. No sabemos cómo, ni dónde ni con quién, pero sí sabemos que tenemos que hacerlo. Todo lo demás depende de uno mismo. 

Me dijiste que luchara por mantenerme en pie, aunque no fuese del todo erguida, que cuando quisiera darme cuenta las cosas habrían cambiado. Lo cierto es que eso no lo sabes, ni tú ni nadie. También me dijiste que el tiempo pasa rápido, que parece que fue ayer la ultima Nochebuena y estamos a catorce días de la siguiente. Que los sentimientos se marchitan si no los riegas, y el dolor o la decepción también son sentimientos. Me dijiste que sabías que aunque todo se derrumbara a mi alrededor volvería a ponerme en pie, con más ganas que nunca. Me dijiste que tuviese paciencia, que intentara estar bien, que los recuerdos, desgraciadamente pesan más que los años vividos, y que un recuerdo malo puede destruir un millón de recuerdos buenos, única y exclusivamente por el poder sentimental impregnado en él. Me dijiste que en mi diccionario debía sustituir la palabra abandonar por mirar adelante. Que la vida pone a cada uno en su lugar, y algún día me recompensaría todo lo que hoy se ha llevado de un plumazo. 

No te escuché, es cierto. A veces cuando las cosas van mal, uno no es capaz ni de escucharse a sí mismo... ¿Pero sabes?, espero poder llamarte algún día y decirte: "Tenías razón en todo lo que dijiste. He sabido mantenerme firme, he tenido la fuerza para continuar. Soy libre. Soy capaz. Soy fuerte. Soy yo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario