domingo, 17 de marzo de 2013

Co-razones.

Yo le quiero por muchas más razones que vosotras..

Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa, y esas maneras, y todo el remolino que se forma a su alrededor en cada paso que da. Pero además lo he visto ser él mismo, y enserio que eso no se puede describir en un poema. Por eso, eso que me cuentas de que "míralo como sonríe a la cámara, y como se seca el sudor de la frente con la manga", y qué fácil parece a veces enamorarse. Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor, es un cuento que me sé desde el primer día que me dio dos besos y me dijo su nombre. No sabes lo que es despertarte e imaginar que quizás en ese mismo instante él se retuerce y bosteza.. Así que supondrás que yo soy la primera que entiende que pierdas la cabeza por su sonrisa, y el sentido por sus palabras, y el pecho por un roce de mejilla. Yo también lo veo. Que cuando él cruza por tu lado solo las tontas miran al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y muerde el labio inferior. Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido, en formato secreto y formato suspiro. Que me sé sus cicatrices y el sitio en que le tienes que tocar para conseguir que se ría. Que yo también he memorizado su dorsal, pero además los minutos exactos que tarda en salir del entrenamiento, y el número de pasos que da antes de saltar al campo. Que no sólo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y yo sí que no puedo decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna. Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente él mismo, y también la cara que pongo yo rendida a ese milagro que supone que exista. Que le he visto volar por encima de promesas que valían mucho más que estos dedos, y le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. No me hableis de paisajes si no habeis visto su cuerpo, porque solo los sueños pueden posarse sobre las cuatro letras de su nombre. 

Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. Sobre el mismo. Que razones tenemos todos.. ..Pero yo, muchas más que vosotras.

Siempre fuiste tú.

Siempre fuiste tú. El de las carcajadas a media noche uno de esos domingos de fútbol, el de la media sonrisa a contraluz en cada entrevista, el de la mochila verde, el de ese conjunto de palabras desordenadas que solamente tú dabas sentido, el de la risa contagiosa, el chico de 1,90 que siempre salía el último, el del segundo badén, el mismo que podía emitir una frase de nueve palabras entre las que tres de ellas fuesen "pos", el del empeño, la ilusión y el esfuerzo como única forma de vida, el de las segundas oportunidades como un nuevo método de supervivencia, el de los chistes desde una cama de hospital, el de "un accidente no va a apagarme la luz", el mejor amigo de sus amigos, el de "adoro el fútbol pero amo a mi familia", el del paraguas de la NBA, el del cuatro, el de "la diferencia entre imposible y posible son solo dos letras", el mismo que sigue respirando Valencia aún cuando pisa las calles de Madrid, el de las manos perfectas, el mismo que trece años después es capaz de mantener la misma expresión en su mirada, el de las lecciones de vida, uno de los pocos que pueden asegurar que detrás de cada camiseta vendida con su dorsal se encuentra una persona que lo idolatra, sin influencias, sin marketing ni engaña-bobos. Si tú.

Siempre fuiste tú, y eso no es algo que pueda cambiar de la noche a la mañana.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Locura VS cordurA

Apuesto una mitad de mi sonrisa a que nunca os habéis detenido a pensar en lo fácil que resulta perder la cordura y lo difícil que es recuperarla. Te pasas la vida intentando caminar con paso firme, con dos botas de plomo y un ritmo lento y conciso. Te pasas la vida planificando cada día de tu vida, gestionando las sonrisas para que estas no se agoten, para no despertar un día y que brillen por su ausencia. Te pasas la vida haciéndote la madura, aprendiendo a controlar tus emociones y sentimientos, a ocultarlos tras una máscara de irreverencia hacía los demás. Te pasas la vida siendo borde, con la boca seria y la mirada fija: sin pestañeos. Y de repente un día, llega un arrebato de locura que termina por barrer toda la cordura que llevabas construyendo pasito a paso. Y tropiezas, y tus planes se emborronan, y las sonrisas ruedan sin cesar, y la inmadurez te mira a los ojos, y los sentimientos brotan de forma casi incontrolable, y la bordería se esfuma y los pestañeos vuelan.

¿Sabéis?, creo que todo se reduce a que por mucho que un loco se empeñe en parecer cuerdo, jamás dejará de serlo. Y yo siempre fui una de esas locas que esperan de todo y de nada a la vez.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Why is everybody so serious?

Cuánto peor están las cosas, cuánto más dura resulta la subida, cuánto menos razones encuentras. Más fácil es encontrar un ápice de ilusión detrás de la cosa más pequeña e insignificante del universo, más rentable es soñar, mejor cura tienen las sonrisas, mayor valor tienen las miradas, mayores posibilidades tiene lo imposible. Recuerda:

LO ÚNICO IMPOSIBLE ES AQUELLO QUE NO INTENTAS.

NO ME CONOCES.

Que sepas mi nombre no significa que me conozcas, que te cruces todos los días conmigo en el tren de las 9:30 tampoco. Si no sabes que vivo en un pequeño universo de color azul construído a base de sueños, que soy adicta al café sea la hora que sea, que me pierden las botas, los botines, las sandalias, las deportivas y todo aquello que vista los pies. Entonces, no me conoces. Si no sabes que entiendo más de fútbol que muchos tíos, que soy madridista a morir (y aún así mi albiolismo supera mi madridismo), que tengo veinte años físicos y como mínimo treinta emocionales. Entonces, no me conoces. Si no sabes que soy una persona que ama su cuidad y la de él y que podría pasarme días, meses e incluso años recorriendo cada rincón de ambas, que odio sentirme importante a la fuerza y amo serlo por mis propios esfuerzos, que lucho con las tintas enteras, que para hundirme no basta con hacerme caer, que odio las personas que optan por lamentar aquello que se escapa en lugar de valorar aquello que se queda. Entonces, no me conoces. Si no sabes que vivo atada al cordel de su sonrisa, al vaivén de sus piernas, al compás de sus latidos y al ritmo de su mirada. Entonces, no me conoces. Si aún después de la descripción anterior no has descubierto que su nombre tiene cuatro letras y que la primera es una R, date por jodido. Si no sabes que mi fobia a los perros va más allá de la ficción, si piensas que vas a oírme cantar más allá de la ducha o del coche, si ignoras que mi noche perfecta es: amiga + futbol + pijama + palomitas en lugar de: maquillaje + vestido + tacones + acompañantesdebuenosmomentos. Entonces no, no me conoces. Si ignoras que mi sueño es escribir una columna en un periódico deportivo, y que en cambio realizo una carrera que me ha ayudado a crecer como persona a base de sonrisas. Si no sabes que creo en la amistad a distancia y en el poder que esta logra ejercer sobre una persona. Entonces no, no me conoces. Si no sabes lo "ilusionadiza" que soy y lo mucho que me cuesta enamorarme. Entonces no, no me conoces. Si después de todo esto aún no has sido capaz de pensar en ningún momento "yo lo sé", entonces no. NO ME CONOCES.

domingo, 17 de febrero de 2013

No digas nada (Déjà vu)


No digas nada por favor, que hablando el alma me destrozas… Quiero decirte tantas cosas, quiero acordarme de tu olor. No digas nada por favor, no vaya a ser que me despierte de un sueño en el que puedo verte y aun puedo hablarte de mi amor. No digas nada, ten piedad. Solo te pido que mañana por la noche dormido me des la oportunidad. 

Llevas tres meses por la noche haciéndome lo mismo, suena mi puerta y estás tú, mi espejismo. Por dentro grito, grito de la emoción, por fuera me hago el fuerte, como si no me temblara el corazón. Pregunto, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras? ¿por qué estás tan rara? y aunque tú no me hablas, me conformo al ver tu cara. Quiero sentir tu mano y no puedo moverme, ¿qué me pasa? Me siento tan raro al verte aquí en mi casa.
Siempre quise tener la oportunidad de poder hablarte una vez más. No te dije que te amaba y aunque era tu amigo siempre sentí cosas, mi corazón fue testigo. Siempre quise tener la oportunidad de poder hablarte una vez más. Te desvaneces con el sol, no eres humana, eres un sueño que me rompe el corazón en la mañana.

No digas nada por favor, que hablando el alma me destrozas… Quiero decirte tantas cosas, quiero acordarme de tu olor. No digas nada por favor, no vaya a ser que me despierte de un sueño en el que puedo verte y aun puedo hablarte de mi amor. No digas nada, ten piedad. Solo te pido que mañana por la noche dormido me des la oportunidad.

Te fuiste un Viernes por la noche, me quitaste todo, te perdí en mis manos, fue mi culpa, y ahora sufro solo. No entiendo a la vida, la vida me prometió estar contigo, y fue ella misma la que nunca va a dejarte estar conmigo. Por las noches en mis sueños puedo verte, dormido vivo al fin un cuento de hadas, que aunque falso, es suficiente. No me importa cuánto duela despertarme, igual me duele todo y cada segundo del día estás presente. Me acuerdo de todo, la noche perfecta, y en mi carro te miré a los ojos, sonreíste, por fin te cogí la mano. Y además de un millón de recuerdos juntos, yo te amo amiga tanto, que me quema. Yo no quiero despertarme, la vida sin ti, ya no tiene sentido: prefiero vivir de noche, sentir que tú no te has ido. Soñando voy a tenerte hasta que se acabe mi vida: prefiero morir soñando, que vivir con tu partida.

No digas nada por favor, que hablando el alma me destrozas… Quiero decirte tantas cosas, quiero acordarme de tu olor. No digas nada por favor, no vaya a ser que me despierte de un sueño en el que puedo verte y aun puedo hablarte de mi amor. No digas nada, ten piedad. Solo te pido que mañana por la noche dormido me des la oportunidad. Dormido me des la oportunidad.

Autobiografía.


Comenzaré esta autobiografía desde el principio: EDUCACIÓN INFANTIL. Cuando recuerdo mi paso por aquella etapa pienso en lo gratificante que tuvo que ser, ya que mi subconsciente me ha traído, diecisiete años después de aquel día en que pisé por primera vez mi aula de infantil, hasta aquí: un sitio donde busco de una forma casi ansiosa regresar a ese lugar donde comenzó todo, eso sí, esta vez desde el punto de vista de ella: mi profesora.
De aquella etapa recuerdo menos de lo que me gustaría recordar. Recuerdo algunas de esas canciones que marcaban mi día a día, recuerdo las mesas redondas y a prácticamente todos los compañeros que formaban parte de ellas, recuerdo el tobogán amarillo y rosa que estaba presente al final del aula, los columpios naranjas del “patio de arena”, y también todas las actuaciones de Navidad. Pero todo aquello terminó dando paso a una nueva etapa: EDUCACIÓN PRIMARIA. Recuerdo que al principio todo fue un poco confuso, miraba perpleja todos esos libros nuevos, esas mesas cuadradas, y pienso que ni mis compañeros ni yo terminamos de entender muy bien por qué todos los profesores se empeñaban en ponerle nombre a cada conocimiento aprendido. Matemáticas, Lengua, Conocimiento del Medio… parecía que detrás de cada uno de esos nombres se escondía un intento de cuadricular nuestras mentes.
Y entre nombre y nombre, llegamos a otra nueva etapa: EDUCACIÓN SECUNDARIA. Recuerdo que desde el primer momento en que puse un pie en el aula de 1ºB de la ESO supe que todo iba a cambiar. Los profesores (a excepción de unos pocos) iban a olvidarse de manera radical de si realmente lográbamos nuestro objetivo de aprender, para centrarse en poner una nota numérica a nuestra capacidad de memorizar bien sus propios apuntes o bien, los apuntes de otros en forma de libro de texto. Recuerdo que durante aquella época iba a desarrollarse también mi interés por la lectura, el cual vino impulsado por una motivación externa al centro escolar, el cual únicamente ofrecía lecturas obligatorias sin ningún interés para mis compañeros ni para mi, los cuales (como su propio nombre indica) veíamos como una obligación. Recuerdo la Educación Secundaria como la etapa del fracaso escolar y el abandono, el cual siempre pensé que venía motivado por la falta de motivación de dicha etapa, unida a su vez al empeño de, con apenas 11 ó 12 años, provocar un salto académico en nuestras vidas, que en la mayoría de las ocasiones se reducía a una simple edad cronológica y una desigualdad madurativa entre unos y otros alumnos.
Pero el tiempo fue pasando y llegó otra nueva etapa: BACHILLERATO. Esta etapa la recuerdo como “el paso anterior a la Selectividad”, ya que esta palabra podía repetirse como diez o doce veces a lo largo del día en boca de los distintos profesores. La metodología empleada se reducía a: el profesor habla y el alumno escucha, subraya, memoriza y aprueba.
Y entre examen y examen fue pasando el tiempo hasta la que debería ser la última etapa antes de trabajar en aquello que he elegido estudiar: LA UNIVERSIDAD. Aquí me he encontrado con profesores y asignaturas cuya metodología recordaba a la etapa de educación infantil, metodologías similares a las de la etapa primaria, secundaria e incluso asignaturas que prometían hacernos regresar a educación infantil y terminaron siendo similares a Bachillerato, modificando la palabra “Selectividad” por “examen final”. También me he encontrado con un ensayo de la que espero que sea mi futura profesión: LAS PRÁCTICAS. Es probable que este período hasta sido uno de los mejores que he vivido durante mi período educativo. Quizás no sea una simple coincidencia que la Educación Infantil y el período de prácticas han sido las dos etapas que más me han aportado a nivel formativo y profesional.

(Extraído de la asignatura: Innovación Educativa. Segundo Curso de Magisterio de Educación Infantil en la Universidad de Alcalá de Henares. Fdo: Silvia G.)